martes, febrero 05, 2008

El gran Borges



De todos los escritores que me gustan, el único que comparto con mi padre es Borges.
Por su trabajo, el tipo de literatura que le gusta es aquella que posea influjos de la filosofía. Yo por mi parte, me inclino por aquella que me haga simplemente: vibrar, aquella que me ponga la piel de gallina o me haga viajar por mundos inimaginables.

Pero Borges no sólo fue escritor también un gran poeta y otras cosillas más. Dentro de sus poemas, los pocos que he podido encontrar, hay unos que me encantan como estos que les dejo a continuación, además de una biografía como es mi costumbre.


A un gato


No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.



Alguien


Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.

Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.

Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.



Antelación del amor

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamiento
serán favor tan persuasivo de ideas
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis ávidos brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha en la selección del recuerdo,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,
Arrojado a la quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera quizás como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí.



Despedida


Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.


BIOGRAFÍA



Su nombre completo era Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, pero desde siempre fue conocido como Jorge Luis Borges. Su padre, Jorge Guillermo Borges, fue abogado y profesor de psicología, pero también tenía aspiraciones literarias ("trató de volverse escritor y falló en el intento", dijo alguna vez Borges. Según Borges, su padre "compuso algunos sonetos muy buenos"). Su madre, lauruguaya Leonor Acevedo Suárez, aprendió inglés de su marido y tradujo varias obras de esa lengua al castellano. La familia de su padre tenía orígenes españoles, portugueses e ingleses; la de su madre, españoles y posiblemente portugueses. En su casa se hablaba en español e inglés.

Borges nació el 24 de agosto de 1899, a los ocho meses de gestación, en una típica casa porteña de fines del siglo XIX con patio y aljibe, dos elementos que se repetirán como un eco en sus poesías. Su casa natal estaba situada en la calle Tucumán 840, pero su infancia transcurrió un poco más al norte, en la calle Serrano 2135 del barrio de Palermo. La relación de Borges con la literatura comenzó a muy temprana edad. A los cuatro años ya sabía leer y escribir. Debido a que en su casa se hablaba tanto español como ingles, Borges era bilingüe. En 1905 comenzó a tomar sus primeras lecciones con una institutriz británica. Al año siguiente escribió su primer relato, La visera fatal, siguiendo páginas del Quijote. Además, esbozó en inglés un breve ensayo sobre mitología griega. A los 9 años tradujo del inglés El príncipe feliz, de Oscar Wilde, texto que se publicó en el periódico El País rubricado por Jorge Borges. En el barrio porteño de Palermo conoció las andanzas de los compadritos que después poblaron sus ficciones. En esa época, Palermo era un barrio marginal de inmigrantes y cuchilleros. Borges ingresó al colegio directamente en el cuarto grado. Por esta época la familia pasaba sus vacaciones de verano en Adrogué o en casa de unos familiares uruguayos, los Haedo.



En 1914 su padre se vio obligado a dejar su profesión y se jubiló de profesor debido a la misma ceguera progresiva hereditaria que, décadas más tarde, afectaría también a su hijo. Junto con la familia, se dirigió a Europa para realizar un tratamiento oftalmológico especial. Para refugiarse de la Primera Guerra Mundial se establecen en Ginebra, donde el joven Borges y su hermana Norah (nacida en 1902) asistían a la escuela. Estudió francés y cursó el bachillerato en el Lycée Jean Clavin. Durante esa época leyó preferente a los prosistas del realismo francés y a los poetas del expresionismo y del simbolismo, especialmente a Rimbaud. A la vez, descubre a Schopenhauer, a Nietzsche, a Thomas Carlyle y a Chesterton. Solo con un diccionario aprendió por sí mismo el alemán y escribió sus primeros versos en francés.

En 1919, gracias al fin de las hostilidades y después del fallecimiento de la abuela materna, la familia Borges marchó a España, estableciéndose inicialmente en Lugano, luego en Barcelona y finalmente en Palma de Mallorca. En esta última ciudad escribió dos libros que no publicó: Los ritmos rojos, poemas de elogio a la Revolución Rusa, y Los naipes del tahúr, un libro de cuentos. En Madrid y en Sevilla participó del movimiento literario ultraísta, que luego encabezaría en Argentina, y que infuiría poderosamente en su primera obra lírica. Colaboró con poemas y en la crítica literaria en las revistas Ultra, Grecia, Cervantes, Hélices y Cosmópolis. Su primera poesía, "Himno al mar", escrita en el estilo de Walt Whitman, fue publicada en la revista Grecia el 31 de diciembre de 1919.

En esta época conoció a su futuro cuñado, Guillermo de Torre, y a los principales escritores españoles de la época: Rafael Cansinos-Assens (a quien frecuentaba en el famoso Café Colonial y a quien consideró su maestro), a Ramón Gómez de la Serna, a Valle Inclán y a Gerardo Diego.

BORGES Y EL ULTRAÍSMO




El 25 de enero de 1921 apareció el primer número de la revista literaria española Ultra, que -como su propio nombre deja adivinar- era el órgano difusor del movimiento ultraísta. Entre los colaboradores más notables se cuentan el mismo Borges, Rafael Cansinos-Assens, Ramón Gómez de la Serna y Guillermo de Torre, quien más tarde se casaría con Norah Borges. Así lo definió el mismo Cansinos: «El ultraísmo es una voluntad caudalosa que rebasa todo límite escolástico. Es una orientación hacia continuas y reiteradas evoluciones, un propósito de perenne juventud literaria, una anticipada aceptación de todo módulo y de toda idea nuevos.

Representa el compromiso de ir avanzando con el tiempo.» Al respecto, el joven Borges escribió en 1921 en la revista Nosotros:16 "Estas palabras fueron escritas en el otoño de 1918. Hoy, tras dos años de variadísimos experimentos líricos ejecutados por una treintena de poetas en las revistas españolas Cervantes y Grecia -capitaneada esta última por Issac del Vando Villar- podemos precisar y limitar esa anchurosa y precavida declaración del maestro. Esquematizada, la presente actitud del ultraísmo es resumible en los principios que siguen:

• 1. Reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora.

• 2.Tachadura de las frases medianeras, los nexos y los adjetivos inútiles.

• 3. Abolición de los trebejos ornamentales, el confesionalismo, la circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.

• 4. Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.

Los poemas ultraicos constan, pues, de una serie de metáforas, cada una de las cuales tiene sugestividad propia y compendiza una visión inédita de algún fragmento de la vida. La desemejanza raigal que existe entre la poesía vigente y la nuestra es la que sigue: en la primera, el hallazgo lírico se magnifica, se agiganta y se desarrolla; en la segunda, se anota brevemente. ¡Y no creáis que tal procedimiento menoscabe la fuerza emocional!". En ese mismo artículo, terminó resumiendo:" La poesía lírica no ha hecho otra cosa hasta ahora que bambolearse entre la cacería de efectos auditivos o visuales, y el prurito de querer expresar la personalidad de su hacedor. El primero de ambos empeños atañe a la pintura o a la música, y el segundo se asienta en un error psicológico, ya que la personalidad, el yo, es sólo una ancha denominación colectiva que abarca la pluralidad de los estados de conciencia.

Cualquier estado nuevo que se agregue a los otros llega a formar parte esencial del yo, y a expresarle: lo mismo lo individual que lo ajeno. Cualquier acontecimiento, cualquier percepción, cualquier idea, nos expresa con igual virtud; vale decir, puede añadirse a nosotros... Superando esa inútil terquedad en fijar verbalmente un yo vagabundo que se transforma en cada instante, el ultraísmo tiende a la meta primicial de toda poesía, esto es, a la transmutación de la realidad palpable del mundo en realidad interior y emocional.''" Un año después Borges publicón en esa misma revista una antología de poemas ultraistas. Años más tarde, Borges reprobaba, inclusive despreciaba, aquellos comienzos de su obra y de todo lo que con el ultráismo se relacionaba. Su entusiasmo de una época, de unos años -de 1919 a 1922- pronto de trocó en desdén y aún en agresividad. Muy pronto llegó a considerar como pura futileza la técnica del poema ultraista: enfilamiento de percepciones sueltas, rosario de imágenes sensuales, plásticas y llamativas. La consecuencia fue que, sin perjuicio de haber inoculado el virus ultraista en algunos jóvenes argentinos aprendices de poetas, muy pocos años después, Borges no vacilara en calificar aquellos experimentos "áridos poemas de la equivocada secta ultraista". De hecho, para 1966, Borges juzgaba el 'dogma de la metáfora' como falso, pues "basta un solo verso no metafórico para probar que la metáfora no es un elemento esencial, concluyendo en que el error del ultraísmo (...) fue el de no haber enriquecido, el de haber prohibido simplemente. Por ejemplo casi todos escribíamos sin signos de puntuación. Hubiera sido mucho más interesante inventar nuevos signos, es decir enriquecer la literatura (...) el ultraísmo fue una revolución que consistía en relegar la literatura a un sola figura, la metáfora...".

BORGES Y LOS CUENTOS


Al igual que su contemporáneo Vladimir Nabokov y el un poco más viejo James Joyce, Borges combinaba el interés por su tierra natal con intereses mucho más amplios. También compartía su multilingüismo y su gusto por jugar con el lenguaje, pero a diferencia de Nabokov y Joyce, quienes con el paso del tiempo se dieron a la creación de obras más extensas, Borges nunca realizó una novela. A quienes le reprocharon esa falta, Borges respondía que sus preferencias estaban con el cuento, que es un género esencial, y no con la novela que obliga al relleno. 18 De los autores que han intentado ambos géneros prefería, generalmente, sus cuentos. De Kafka, por ejemplo, él aseguraba que eran mejores sus narraciones breves que El proceso.19 En el prólogo de Ficciones afirmó "desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en 500 páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos.

OBRA





Si bien la poesía fue uno de los fundamentos del quehacer literario de Borges, el ensayo y la narrativa fueron los géneros que le reportaron el reconocimiento universal. Dotado de una vasta cultura, elaboró una obra de gran solidez intelectual sobre el andamiaje de una prosa precisa y austera, a través de la cual manifestó un irónico distanciamiento de las cosas y su delicado lirismo. Sus estructuras narrativas alteran las formas convencionales del tiempo y del espacio para crear mundos alternativos de gran contenido simbólico, construidos a partir de reflejos, inversiones y paralelismos. Los relatos de Borges toman la forma de acertijos, o de potentes metáforas de trasfondo metafísico. Borges, además, escrbió guiones de cine y una considerable cantidad de crítica literaria y prólogos. Editó numerosas antologías y fue un prominente traductor de inglés, francés y alemán (también tradujo obras del inglés antiguo y del escandinavo antiguo).

Su ceguera influyó enormemente en su escritura posterior. Entre sus intereses intelectuales destacan la mitología, la matemática, la teología, la filosofía y, como integración de éstas, el sentido borgiano de la literatura como recreación — todos estos temas son tratados unas veces como juego y otras con la mayor seriedad. Borges vivió la mayor parte del siglo XX, por lo que vivió el período modernista de la cultura y la literatura, especialmente el simbolismo. Su ficción es profundamente erudita y siempre concisa.

Desde una perspectiva más histórica, la obra de Borges puede dividirse en períodos. Una primera etapa inicial, vanguardista, acotada entre los años 1923 y 1930. Este período está caracterizado por la importancia fundamental del poema, el verso libre y la proliferación metafórica (sobre todo la proveniente de Lugones), la apelación a un neobarroco de raigambre española (Quevedo, en primer término) y cierto nacionalismo literario, que llega a proclamar la independencia idiomática de Argentina, en textos luego repudiados por el propio autor. A este período pertenecen los poemarios Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente y Cuaderno San Martín, así como los ensayos de Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos y Evaristo Carriego. A partir de 1930 la obra de Borges, durante unos treinta años, se inclinará a la prosa y surgirá una doble vertiente de su tarea: el ensayo breve, normalmente de lecturas literarias, y la llamada "ficción", que no es estrictamente un cuento, aunque su trámite sea narrativo y su convención de lectura sea la ficcional. En ella aparecen, a menudo, escritores y libros apócrifos como Pierre Ménard y su Quijote, o Herbert Quain. Apelando a citas deliberadamente erróneas en sus meditaciones sobre la tradición literaria, Borges definía la tarea del escritor como esencialmente falsificadora y desdibujaba toda pretensión de originalidad y creación. La literatura era, según su concepción, la infinita lectura de unos textos que surgen de otros y remite a un texto original, perdido, inexistente o tachado. En otro sentido, la obra ficcional borgiana se inclinó a temas recurrentes, como son lo fantasmal de la vida, el combate singular como reconocimiento del otro en el acto de darle muerte, el espejo como cifra de las apariencias mundanas, la lejanía y la desdicha vinculadas con la relación amorosa, o la busca del nombre de los nombres, el prohibido nombre de Dios, donde se realicen las fantasías de perfecta adecuación entre las palabras y las cosas. Estéticamente, en este segundo período de su obra, Borges efectuó una crítica radical a sus años de vanguardista. Se replegó hacia una actitud estética de apariencia neoclásica, aunque en él pervivieran los tópicos del infinito y de lo inefable, recogidos en sus juveniles frecuentaciones de Schopenhauer y de los poetas románticos alemanes. El afán de tersura en la expresión, la relectura de los clásicos y su cita constante, la concisión que exigen los géneros breves, son todos gestos de su neoclasicismo en el que la razón intenta ordenar, jerarquizar y clarificar hasta los límites admisibles de su poder sobre el lenguaje, siempre resbaladizo, engañoso y ambiguo.

Borges en esta etapa vuelve sobre algunos episodios costumbristas de ambiente campesino o suburbial, que había tratado en su juventud, como el duelo a cuchillo, para repasarlos en un contexto de mitología universal. Así, sus gauchos y compadritos de las orillas se entreveran con los héroes homéricos, los teólogos medievales y los piratas del mar de la China. No son ya el motivo de una exaltación peculiarista ni se los encara como emblemas de un universo cultural castizo y cerrado, sino que se los relativiza en un marco de ambiciones eclécticas y cosmopolitas. A este período, prescindiendo de antologías y reelaboraciones, pertenecen los ensayos de Discusión (1932), Historia de la eternidad (1936) y Otras Inquisiciones (1952); los relatos de Historia universal de la infamia (1935), de Ficciones (1944) y El Aleph (1949), y un buen número de obras en colaboración con Bioy Casares (Seis problemas para don Isidro Parodi, 1942; Dos fantasías memorables, 1946; Un modelo para la muerte, 1946, y los guiones cinematográficos Los Orilleros y El paraíso de los creyentes, 1955, con Delia Ingenieros (Antiguas literaturas germánicas, 1951), con Betina Edelberg (Leopoldo Lugones, 1955) y con Margarita Guerrero (El Martín Fierro, 1953 y Manual de zoología fantástica, 1957).

La mayoría de sus historias más populares abunda en la naturaleza del tiempo, el infinito, los espejos, laberintos, la realidad y la identidad; mientras otras se centran en temas fantásticos. El mismo Borges cuenta historias más o menos reales de la vida sudamericana; historias de héroes populares, soldados, gauchos, detectives y figuras históricas, mezclando la realidad con la fantasía y los hechos con la ficción. Con un manejo inusual de las palabras, la obra borgiana impulsó una renovación del lenguaje narrativo, resaltando la índole ficticia del texto y amalgamando fuentes y culturas de índole diversa (europeas y orientales, vanguardistas y clásicas) a través de la parodia y la ironía. Sus textos surgen de otros textos previos, y suponen una estrecha familiaridad con ellos. Las tramas se superponen a otras tramas, cada párrafo es la variación de otra escritura o lectura previas. Es difícil no descubrir algunas de sus claves; es casi imposible descrifrarlas todas. Su escritura rescata ideas y preguntas que atraviesan el pensamiento occidental desde sus remotos orígenes y las reformula, legándolas a la posteridad. No intenta seriamente solucionar las contradicciones; prefiere resaltarlas, reordenándolas en paradojas, a las que envuelve una y otra vez con diferente ropaje. En sus páginas más características, propone un contexto lúdico y desafía al lector a resolver un enigma. Como en un buen laberinto policial, exhibe todas las pistas necesarias para deducir las respuestas; entre esas pistas se destaca su propia biblioteca clasificada y comentada. Hay una solución obvia que satisface al detective chapucero, pero la verdadera clave está reservada para el héroe. Cuál es el enigma y quién es en realidad ese héroe son también parte del misterio. Abunda en referencias inexistentes disimuladas entre un fárrago de citas eruditas. Hay frases copiadas traviesamente de obras ajenas, guiños al iniciado, a sus amistades y a sí mismo. Sus mejores cuentos acumulan múltiples significados, ordenados en capas que se tornan alternativamente transparentes u opacas según el punto de vista. El lector vislumbra un reflejo aquí y otro allá, de acuerdo a su experiencia y a sus circunstancias; la comprensión completa, sin embargo, nos está vedada. El único privilegiado es el tramoyista, el que visualiza el universo cifrado, el que urdió la trama, ubicado en el centro del laberinto, reflejado y multiplicado en sus propias palabras: el mismísimo Jorge Luis Borges.

Como afirmó Octavio Paz, Borges ofreció dádivas sacrificiales a dos deidades normalmente contrapuestas: la sencillez y lo extraordinario. En muchos textos Borges logró un maravilloso equilibrio entre ambas: lo natural que nos resulta raro y lo extraño que nos es familiar. Tal proeza determinó el lugar excepcional de Borges en la literatura.31 En ese mismo sentido, Fritz Rufolf Fries sostuvo que Borges consiguió formar su propia identidad en el espejo de los autores que él interrogaba, mostrándonos lo insólito de lo ya conocido.

TRADUCCIONES

A la edad de 10 años, tradujo a Oscar Wilde. Borges creía que la traducción podía superar al original y que la alternativa y potencialmente contradictoria revisión del original podía ser igualmente válida, más aún, que el original o la traducción literal no tenía porqué ser fiel a la traducción. A lo largo de su vida, tradujo, modificando sutilmente, el trabajo de, entre otros, Edgar Allan Poe, Franz Kafka, James Joyce, Hermann Hesse, Rudyard Kipling, Herman Melville, André Gide, William Faulkner, Walt Whitman, Virginia Woolf y G. K. Chesterton.




CUENTOS

• Historia universal de la infamia (1935)
El espantoso redentor Lazarus Morell.
El impostor inverosímil Tom Castro. : La viuda Ching, pirata puntual.
El proveedor de iniquidades Monk Eastman.
El asesino desinteresado Bill Harrigan.: El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké.
El tintorero enmascarado Hákim de Merv.
Hombre de la esquina rosada.
Un teólogo en la muerte.
La cámara de las estatuas.
Del libro de las 1001 Noches, noche 272.: Historia de los dos que soñaron.
Del "Libro de las 1001 Noches, noche 351.
El brujo postergado.
El espejo de tinta.
• Ficciones (1944), el cual consta de dos secciones y las siguientes narraciones:
I. El jardín de senderos que se bifurcan
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius
El acercamiento a Almotásim
Pierre Menard, autor del Quijote
Las ruinas circulares
La lotería en Babilonia
Examen de la obra de Herbert Quain
La biblioteca de Babel
El jardín de senderos que se bifurcan
II. Artificios
Prólogo
Funes el memorioso
La forma de la espada
Tema del traidor y del héroe
La muerte y la brújula
El milagro secreto
Tres versiones de Judas
• El Aleph (1949), consta de 16 cuentos:
El inmortal.
El muerto.
Los teólogos.
Historia del guerrero y la cautiva.
Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829 – 1874 ).
Emma Zunz,
La casa de Asterión
La otra muerte.
Deutsches réquiem.
La busca de Averroes.
El Zahir
La escritura de Dios.
Abenjacán el Bojarí.
Los dos reyes y los dos laberintos.
La espera.
El hombre en el umbral.
El Aleph.
• La muerte y la brújula (1951)
Hombre de la esquina rosada.
Emma Zunz.
La espera.
Funes el memorioso.
La forma de la espada.
Tema del traidor y del héroe.
El jardín de senderos que se bifurcan.
El milagro secreto.
La muerte y la brújula.
• El informe de Brodie (1970)
"La intrusa".
"El indigno".
"Historia de Rosendo Juárez".
"El encuentro".
"Juan Muraña".
"La señora mayor".
"El duelo".
"El otro duelo".
"Guayaquil".
"El evangelio según Marcos".
"El informe de Brodie".
• El libro de arena (1975).
"El otro".
"Ulrica".
"El congreso".
"There are more things".
"La secta de los treinta".
"La noche de los dones".
"El espejo y la máscara".
"Undr".
"Utopía de un hombre que está cansado".
"El soborno".
"Avelino Arredondo".
"El disco".
"El libro de arena".
"Epílogo".
• La memoria de Shakespeare (1983)
• El Sur (1965)


ENSAYOS

• Inquisiciones(1925)
• El tamaño de mi esperanza (1926)
• El idioma de los argentinos (1928)
• Evaristo Carriego (1930)
• Discusión (1932)
• Historia de la eternidad (1936)
• Otras inquisiciones (1952).
• Siete Noches (1980)
• Nueve ensayos dantescos (1982)
• Atlas (1985)

POESÍA

• Fervor de Buenos Aires (1923)
• Luna de enfrente (1925)
• Cuaderno San Martín (1929)
• El hacedor (1960)
• Elogio de la sombra (1969)
• El oro de los tigres (1972)
• La Rosa Profunda, (1975)
• La moneda de hierro, (1976)
• La Cifra, (1981)
• Los Conjurados, (1985)

ANTOLOGÍAS

• Antología personal (1961)
• Libro de sueños (1976)
• Nueva antología personal (1980).

OBRAS EN COLABORACIÓN




• Índice de la poesía americana (1926), antología con Vicente Huidobro y Alberto Hidalgo
• Antología clásica de la literatura argentina (1937), con Pedro Henríquez Ureña
• Antología de la literatura fantástica (1940), con Bioy Casares y Silvina Ocampo
• Antología poética argentina (1941), con Bioy Casares y Silvina Ocampo
• Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), con Bioy Casares
• El compadrito (1945), antología de textos de autores argentinos en colaboración con Silvina Bullrich
• Dos fantasías memorables (1946), con Bioy Casares
• Un modelo para la muerte (1946), con Bioy Casares
• Obras escogidas (1948).
• Antiguas literaturas germánicas (México, 1951), con Delia Ingenieros
• El idioma de Buenos Aires (1952), con José Edmundo Clemente
• Obras completas (1953)
• El Martín Fierro (1953), con Margarita Guerrero
• Poesía gauchesca (1955), con Bioy Casares
• El paraíso de los creyentes (1955), con Bioy casares
• Leopoldo Lugones (1955), con Betina Edelberg
• Cuentos breves y extraordinarios (1955), con Bioy Casares
• Los orilleros (1955), con Bioy Casares
• La hermana Eloísa (1955), con Luisa Mercedes Levinson
• Manual de zoología fantástica (México, 1957), con Margarita Guerrero
• Los mejores cuentos policiales (1943 y 1956), con Bioy Casares
• Libro del cielo y del infierno (1960), con Bioy Casares
• Introducción a la literatura inglesa (1965), con María Esther Váquez
• Literaturas germánicas medievales (1966), con María Esther Vázquez, revisa y corrige el tratado Antiguas literaturas germánicas
• Introducción a la literatura norteamericana (1967), con Estela Zemborain de Torres
• Introducción a la literatura latinoamericana (1967), con Esther Zemborain de Torres
• Crónicas de Bustos Domecq (1967), con Bioy Casares.
• El libro de los seres imaginarios (1967), escrito en colaboración con Margarita Guerrero.
• Nueva antología personal (1968).
• Prólogos (1975).
• ¿Qué es el budismo? (1976), con Alicia Jurado
• Diálogos (1976), con Ernesto Sábato
• Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), con Bioy Casares
• Breve antología anglosajona (1978), con María Kodama
• Obras completas en colaboración (1979)
• Atlas (1985), con María Kodama
• Textos cautivos (1986), textos publicados en la revista El hogar

GUIONES DE CINE

• Los orilleros (1939). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares
• El paraíso de los creyentes (1940). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares
• Invasión (1969). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares y Hugo Santiago.
• Los otros (1972). Escrito en colaboración con Hugo Santiago.

2 comentarios:

Fernando Alvarez Junco dijo...

Ha llegado a mis manos documentación inédita de Pierre Menanard, a través de la cual he descubierto el lugar de la Mancha del Quijote, Urda, puedo demostrarlo de forma matemática (Cervantes da dos veces el eje de coordenadas en el texto de su libro), se trata pues de la única y verdadera aldea de Sancho. He escrito un libro, “Escrito con la zurda”, donde se esconden las claves necesarias para descubrir el verdadero y único lugar de la Mancha al que se refería Cervantes con su “de cuyo nombre no quiero acordarme” o “que no le saldrá en la vida” del romance “El Amante apaleado“, mediante cuatro sistemas: hieroglíficos, anagramas, profecías y lógica de la orientación con respecto a Puerto Lapice deducida del texto quijotil. Cervantes sigue escribiendo si se hace lo que se conviene y aquí me estoy refiriendo a la penúltima frase del prólogo del Persiles: “Tiempo vendra quiça, donde anudando este roto hilo, diga lo que aqui me falta, y lo que sè conuenia.”. Para ello hay que anudar ese roto hilo, lo cual es complicado.
Comprendo que lo dicho puede resultar extraño e increíble pero es absolutamente cierto y demostrable. El descubrimiento de este enigma me ha llevado tres años de trabajos y a escribir este mi primer y único libro que esconde un autentico tesoro literario: la existencia de formas ocultas en la obra de Cervantes, especialmente en el Quijote, algo que ha permanecido oculto durante 400 años y que ahora sale a luz. Quisiera ser tomado en serio y no es mi propósito tomar el pelo a nadie ni exponer teorías fantasiosas, repito que todo lo dicho es matemáticamente demostrable, y que de la lectura del libro se puede llegar a conocer el nombre de la aldea del Quijote, un pueblo nunca antes mencionado ni como sospechoso. Con todo, el libro oculta nuevamente dicho nombre, dejando que sea el lector avizor el que destape tal misterio si sigue las indicaciones y tiene un buen mapa de la zona o es conocedor de la Mancha. Así que me ha parecido mejor escribir y adjuntar un ensayo corto titulado “Urda la desconocida” para la mejor comprensión de la enrevesada trama del libro. En el ensayo, que se puede leer a modo de prólogo, se dice de forma clara y directa cual es el lugar de la Mancha, Urda (a 30 km. de Puerto Lapice por el noroeste) y las curiosas y contundentes razones que llevan al nombre de este pueblo o a su posición geográfica.
Lo sorprendente es que en este caso se trata de un estudio serio y riguroso, presentado en forma de novela, con pruebas concluyentes que muestran la existencia de esas formas difíciles correspondientes al mejor manierismo literario y muy de moda en la época de Cervantes, que se sirvió de ellas para plantear adivinanzas sobre el lugar y Avellaneda. Sólo pido algo de credibilidad y también paciencia para leerse el ensayo o el libro. Si se está interesado en más información contactar conmigo en fajunco@.hotmail.com

Fernando Alvarez Junco dijo...

Ha llegado a mis manos documentación inédita de Pierre Menanard, a través de la cual he descubierto el lugar de la Mancha del Quijote, Urda, puedo demostrarlo de forma matemática (Cervantes da dos veces el eje de coordenadas en el texto de su libro), se trata pues de la única y verdadera aldea de Sancho. He escrito un libro, “Escrito con la zurda”, donde se esconden las claves necesarias para descubrir el verdadero y único lugar de la Mancha al que se refería Cervantes con su “de cuyo nombre no quiero acordarme” o “que no le saldrá en la vida” del romance “El Amante apaleado“, mediante cuatro sistemas: hieroglíficos, anagramas, profecías y lógica de la orientación con respecto a Puerto Lapice deducida del texto quijotil. Cervantes sigue escribiendo si se hace lo que se conviene y aquí me estoy refiriendo a la penúltima frase del prólogo del Persiles: “Tiempo vendra quiça, donde anudando este roto hilo, diga lo que aqui me falta, y lo que sè conuenia.”. Para ello hay que anudar ese roto hilo, lo cual es complicado.
Comprendo que lo dicho puede resultar extraño e increíble pero es absolutamente cierto y demostrable. El descubrimiento de este enigma me ha llevado tres años de trabajos y a escribir este mi primer y único libro que esconde un autentico tesoro literario: la existencia de formas ocultas en la obra de Cervantes, especialmente en el Quijote, algo que ha permanecido oculto durante 400 años y que ahora sale a luz. Quisiera ser tomado en serio y no es mi propósito tomar el pelo a nadie ni exponer teorías fantasiosas, repito que todo lo dicho es matemáticamente demostrable, y que de la lectura del libro se puede llegar a conocer el nombre de la aldea del Quijote, un pueblo nunca antes mencionado ni como sospechoso. Con todo, el libro oculta nuevamente dicho nombre, dejando que sea el lector avizor el que destape tal misterio si sigue las indicaciones y tiene un buen mapa de la zona o es conocedor de la Mancha. Así que me ha parecido mejor escribir y adjuntar un ensayo corto titulado “Urda la desconocida” para la mejor comprensión de la enrevesada trama del libro. En el ensayo, que se puede leer a modo de prólogo, se dice de forma clara y directa cual es el lugar de la Mancha, Urda (a 30 km. de Puerto Lapice por el noroeste) y las curiosas y contundentes razones que llevan al nombre de este pueblo o a su posición geográfica.
Lo sorprendente es que en este caso se trata de un estudio serio y riguroso, presentado en forma de novela, con pruebas concluyentes que muestran la existencia de esas formas difíciles correspondientes al mejor manierismo literario y muy de moda en la época de Cervantes, que se sirvió de ellas para plantear adivinanzas sobre el lugar y Avellaneda. Sólo pido algo de credibilidad y también paciencia para leerse el ensayo o el libro. Si se está interesado en más información contactar conmigo en fajunco@.hotmail.com