jueves, octubre 16, 2008

Porque nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

Muchas veces he escuchado como mis amigos, se quejan de nosotras, ya que -según ellos-somos cuáticas, raras, que no nos deben comprender, sino que querer. Ante estas palabras, suelo decir que, no es una cosa de género, más bien de una condición humana, todos -hombres y mujeres- estamos hechos de contradicciones, bien lo decía Sábato en sus libros.

Este, es el tema de hoy. Muchas veces vamos por la vida, esperando aquello que siempre hemos querido,y que por extrañas razones que no conocemos, se nos hace prácticamente inalcanzable. Sin embargo, la vida nos demuestra que eso que buscamos desenfrenadamente, está más cerca de lo que imaginábamos.





El sujeto de mi historia, ya lo conocen, es mi primo.¿Por qué sigo hablando de él? Por la sencilla razón, que después del condoro, que me mandé, me enteré de que se casa con su polola, o sea, que gracias a mí, mi primo, cumplirá lo que más le ha costado en su vida. Y qué tiene que ver el título, eso ya lo sabrán, esperen un cachito.

Mi primo, ya va para los cuarenta, no es ningún pendejo, según su desarrollo, aunque sicológicamente y emocionalmente sí lo es. Tuvo un pololeo de muchos años, y el desenlace lo dejó marcando ocupado. Desde esa historia, él se convirtió en un puto. Mujer que veía, la quería, pero por el rato, porque cuando sentía que se enganchaban de él, huía desesperado, yo me enteraba de sus locuras, como una especie de confesora o Sigmund Freud. A raíz de estas confesiones, también me enteraba, del miedo al compromiso que tenía, y paradójicamente, de las enormes ganas de tener algo estable.Y entonces surgía la pregunta: ¿Por qué mierda te comportas cómo un pendejo que no sabe lo que quiere? Sencillamente, porque sabía lo que quería, y no deseaba causar el daño que a él le habían hecho, entonces terminaba, en forma repentina, lo que había iniciado.En su mente era la mejor forma, pero no se daba cuenta que a la vez acumulaba una serie de fracasos.

Hoy eso se acabó, hoy ha encontrado el camino que lo lleva a su felicidad, y no es cualquiera, es la que el escogió, la forma, y todo lo que acarrea, al tomar una decisión como esta. Aunque, tuvo que experimentar, esa sensación de perderla, para darse cuenta de lo que ella significaba para él.Pues cuando la tenía cerca, nunca tomó la iniciativa, nunca captó las señales que el viento o el cielo le mandaba, porque la tenía muy segura, porque ella siempre estaba cuando él quería, porque ella le perdonaba, lo que pocas perdonamos.Entonces, al sentir que toda esa seguridad y estabilidad, se iban, o lo que es peor, no volverían más a él, entendió; todo la neblina de sus ojos se esfumó, y la nitidez se apoderó de él.

Y yo me hago esta pregunta: ¿Por qué nunca sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos?

1 comentario:

Partido Ciudadano dijo...

tu primo es igual a mi