miércoles, julio 22, 2015

Raúl Zurita




El año 1979 apareció un libro de poesía que desconcertó tanto a lectores como a críticos de la época: el texto se titulaba Purgatorio, haciendo alusión directa a La divina comedia de Dante. En la tapa, una foto en blanco y negro mostraba un acercamiento de la mejilla del autor -el poeta Raúl Zurita- con una profunda huella como depresión geológica, que era, finalmente, la cicatriz de una quemadura autoinfligida en su rostro. En la contratapa se leía: "Y ahora, Zurita, que rapado y quemado te hace el arte".





Este libro constituyó el primer paso de un proyecto de restituir la vida del autor -su mente, su cuerpo, su martirio- en la poesía, a la manera de Antonin Artaud y los postulados de André Breton en los Manifiestos surrealistas de 1924. Abolir los mal llamados contrarios, era la consigna de las primeras vanguardias que recoge Raúl Zurita, con otros poetas de la Generación del 1980, como Diego Maquieira, Gonzalo Muñoz y Carlos Cociña, entre otros, para forjar un movimiento que se conoció como "Neovanguardia" o "Escena de avanzada", y que, finalmente, fue una forma de resistencia al régimen totalitario de la época. Tal vez no haya un antes o un después de Zurita, pero su gesto, literario y artístico, constituyó un gesto radical y trasgresor no producido desde 1973.




Raúl Zurita nació en Santiago en 1951, y estudió ingeniería en estructuras metálicas en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso. Fue en esta misma ciudad donde, a comienzos de la década de 1970, conoció a Juan Luis Martínez, junto a quien desarrolló una intensa actividad creativa. En forma paralela, fue un activo integrante del Colectivo de Acciones de Arte (CADA), también integrado por Diamela Eltit, Lotty Rossenfeld, Fernando Balcells y Juan Castillo.




La revista Manuscritos, dirigida por Cristián Huneeus y editada por Ronald Kay en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, sirvió de soporte para su primera publicación en 1974: la serie "Áreas verdes". Sus dos primeros libros, Purgatorio y Anteparaíso (1982), presentan en opinión deRodrigo Cánovas, una liberación de los códigos represivos que a través de la historia han tratado de subyugar al lenguaje. En Purgatorio, el poeta asume la tarea de crear una obra impersonal, un híbrido entre el lenguaje poético, el código de los teoremas matemáticos y de los enunciados lógicos, que cuestiona la realidad existencial y social. Para Anteparaíso, en tanto, reservó Zurita el viaje existencial, el tránsito del dolor a la gloria, la incursión en la angustia humana, expresada a través de una innovadora poética, producto de su libre imaginación y la relación textual con obras claves de la literatura universal, como la citadaComedia de Dante Alighieri, o textos prehispánicos, como el Popol Vuh de la tradición maya-quiché o una particular relectura de Canto general de Pablo Neruda. En 1983, Raúl Zurita publica su ensayo "Literatura, lenguaje y sociedad", en el que desarrolla el planteamiento orgánico de su proyecto estético, que está cruzado por estos tres ejes constantemente.




Tres años más tarde, la incursión en el motivo de la angustia humana se vio intensificada de un modo más colectivo en Canto a su amor desaparecido. En él, el autor nos hace partícipes del dolor y de la muerte, de la violencia y de la soledad, reflejo del contexto político por el que atravesaba Chile en 1985. Dos años más tarde, retoma estos motivos en El amor de Chile, relacionándolos esta vez con la geografía de nuestro país.





En el año 2000, Zurita recibió el Premio Nacional de Literatura. Dos años después comenzó a escribir Zurita(2011), obra considerada por la critica especializada como un "evento literario". En este libro de casi 800 páginas, cuya elaboración le tomó diez años, Zurita da cuenta de la desolación en un relato poético que tiene como fondo las horas previas al 11 de septiembre de 1973.
Fuente: Memoria Chilena


AMADAS PLAYAS QUE RUEGAN


Aquí llegamos entonces los ríos a decir,
toda la nieve, todas las cosas llegamos,
las anchas nuevas de los hombre, los aires,
aquí llegamos a decir el amor de estas playas
Qué todo vuelva y vuelva entonces:
las cordilleras y las cumbres del Océano
y cuando Chile que había estado ciego
vuelva a ser
que ve de nuevo el fulgor de estas costas
Que aquí reconozcan todas las cosas;
que reconozcas  tú, cada uno de ustedes
con algo de estos poemas,
con algo del nuevo mar tiñéndose en el 
        horizonte




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