martes, julio 03, 2012

Soliloquio nocturno

Hoy me preguntó por qué es tan difícil ser feliz, cuáles son los parámetros, qué es la felicidad. Es tan complicado dar una respuesta, porque lo que para mí signifique, para otro u otra no lo será. Pero, una cosa está clara, que esta sociedad lo que menos le interesa es que la gente llegue a ser feliz, porque la gente que lo es, se le considera loca o loco. Sencillamente, porque se atreve derribar las barreras impuestas, y ser consciente de lo que quiere y guiarse por lo que sueña. Pero, tampoco eso se nos permite. 

Desde que uno es niño o niña se nos dice que hay que estudiar, trabajar, enamorarse, casarse y formar una familia. Se estructura para que todo se dé en ese orden.Cuando alguien escapa a esa norma, se le sanciona, se le señala, se le considera un ser raro. Pero, qué cosa tan rara es ser coherente con lo que tú aspiras ser, con lo que tú sueñas. Qué hay de horroroso para extrañarse tanto. Se nos educa tan rígidamente, que ni siquiera nos detenemos a analizar nuestros pasos que damos, avanzamos sin darnos cuenta lo que significa.
 Estudiar es una presión social, porque todos los padres quieren que sus hijos e hijas sean profesionales universitarios. Qué pasa cuándo no se quiere ser profesional. Este país no le interesa crear cultura, es cosa de ver nuestra educación, se bajan las horas de artes, pero se aumentan las horas de matemática y ciencias. Cómo se puede cambiar, cómo se pretende ser desarrollado si no hay espacios para que la cultura se exprese, si sólo se brinda para una parte. Porque cultura es todo quehacer humano.

Yo no quiero dinero, yo no quiero tener un buen trabajo, una casa un auto. Si alguien me pregunta: qué es lo que quiero.Le diría escribir, poder bailar, poder tener una pareja que me entienda y me valore por lo que soy y no pretenda cambiarme.Cualquiera me diría: ¿con tan poco que te conformas,acaso no tienes ambiciones, tienes que ser profesional?

Cuando era chica y cursaba cuarto año básico, mi sueño era ser bailarina. Más tarde apareció la película Flashdance, y rallé mucho tiempo, copiaba las coreografías. Después, pasó el tiempo, fui creciendo y también cambiando y quería se abogada. Luego, el tiempo volvió a pasar y quería estudiar literatura, pero acabé siendo profesora básica.

Hoy, vuelvo a ver la película, veintitantos años más tarde, me vuelve a causar la misma sensación y reflexión. No debes dejar de soñar, porque si lo haces; una parte de ti muere.


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