Mis labios sueñan con tus besos,
mi cuerpo suspira con el roce de tus manos.
Cada fibra se intoxica con tu amor,
cada poro se despierta
por el deseo que expele tu piel.
La habitación se expande
en el espacio sin fin.
Las noches han perdido el pudor
y el día desaparece.
Ya no existe el dualismo;
sólo somos tú y yo,
es decir, nosotros.
¡Palabra que tanto me ha costado
cobijar en mis labios!
2 comentarios:
Algo me quedó dando vueltas... Y es el final: en general a uno le cuesta incluir "nosotros" en el diccionario cuando está practicamente acostumbrado al hablar siempre de uno... Pero ahí radica la hermosura de todo esto :)
Un abrazo enorme!
Seba:
Gracias por pasar y leer. Sí, tienes razón, pero en mi caso particular, el final se refiere, más que todo, a lo difícil que es dar ese paso.Muchas veces tienes la oportunidad, sin embargo, uno no se arriesga por el miedo que algunas veces nos embarga.
Un abrazo
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