La habitación cobija los cuerpos
embriagados de pasión
ciegos de deseo
Se besan
se acarician
se rozan
se retuercen
se estremecen
mutuamente sin cesar
como recuperando el tiempo sin verse
Pero luego de la agitación
la plenitud se apodera de sus almas
pues la necesidad del otro
es tan grande
que desaparece
al abrazarce
al apapacharse
al acariciarse el alma
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