Campos verdes me abrazan,
mientras camino sobre el cielo.
El mar me canta en mis oídos
canciones que nunca he oído.
El calor libidinoso
azota nuestros cuerpos,
invita al amor a volar,
a cruzar la nubes
y caer en las aguas del deseo.
Sólo escucho tu voz,
el sonido de tus besos,
tu respiración agitándose
y tus manos deseándome más.
La noche despierta,
las horas duermen,
el espacio de amor se embriaga
y tú y yo nacemos sin cesar.
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